Antes que nada, para Juan Fernández Presz, fue el cine. Incluso antes que los libros, que el colegio, que los campos de fútbol, para él fueron las salas de cine.
"El Sordo" Fernández, como lo apodaban sus amigos, llegó un día de 1924 a Rosario, Santa Fe. Junto a sus padres y sus hermanos. Habían emigrado de Valladolid, España. Él había nacido el 24 de noviembre de 1921 en esa ciudad situada en el cuadrante noroeste de la península ibérica, que también es capital de la provincia homónima y sede de las Cortes y la Junta de la comunidad autónoma de Castilla y León.
En Tucumán
"Mi padre era el menor de cinco hermanos. Vivió en Rosario hasta 1945. Después se hizo cargo de la distribución de filmes de la Columbia Pictures y asumió la gerencia de Tucumán. Las oficinas se encontraban en la intersección de las calles 9 de Julio y Las Piedras", contó el ingeniero Lucho Fernández, de 64 años, el mayor de los tres hijos de Fernández Presz, quien tuvo que padecer en su país de origen la posguerra de pan negro, estraperlo (ver El acomodador) de franquismo y estupidez.
Los comienzos
El menor de los Fernández Presz ingresó al negocio y al mágico mundo del cine inducido por su hermano mayor, Mariano. El primogénito trabajaba en una distribuidora cinematográfica de la ciudad rosarina y cuando debía hacer los controles de las películas que alquilaban a porcentaje a los cines recurría a los servicios de Juan.
"Por lo general, las películas se cedían a porcentaje cuando venían precedidas de críticas positivas y eran una garantía de recaudación. Pero cuando se sabía que no eran tan convocantes se las rentaba a monto fijo", aclaró Lucho. Juan "El Sordo" Fernández, según sus descendientes, equipó y explotó más de dos docenas de salas cinematográficas en el noroeste argentino. Las mismas salas que albergaron a nuestros padres e hicieron más divertidas nuestras infancias.
"Una gran mayoría fueron cines al aire libre. Y entre ellos recuerdo al Sportivo Guzmán, de Avenida Avellaneda 850; al Fénix, de Blas Parera 43; al Floresta , de avenida Colón 471, al Centro Vecinal 25 de Mayo, ubicado en el 1.836 de la calle 25 de Mayo", resaltó Lucho.
Por el NOA
"En Catamarca -añadió-, abrió el Belén, de la localidad del mismo nombre, y el Ideal, de Andalgalá. En Jujuy, explotó varias salas: dos (una para obreros y otra para personal jerárquico) en el complejo minero Aguilar, ubicado al oeste de Humahuaca, sobre la ladera oriental de la sierra el Aguilar y a poco más de 100 km del límite con Bolivia; uno en el complejo General Savio de Altos Hornos Zapla, en Palpalá. Otro, en ciudad Perico, en sociedad con un señor Sadir y otro en San Pedro de Jujuy, en la Sociedad Española, situada frente a la plaza Belgrano de ese municipio del ramal jujeño. También trabajó en Salta, con el cine de Rosario de la Frontera, junto al padre de 'Maquinita' Fernández, un personaje de esa ciudad salteña. Y en Santiago, instaló una sala en Frías".
Popular y novedoso
Fernández Presz, que al poco tiempo de arribar a la capital tucumana, conoció a doña Dora Herranz, con quien se casó en 1948, también le adquirió el cine Florida -9 de Julio 1.188- a don Elías Salomón, quien también ocupó la presidencia del club de básquet Alberdi, de Villa Alem.
El único hijo varón del "Sordo" Fernández evocó el cine que su padre instaló en la zona del casino. "Funcionaba donde después se instaló el restaurante Punto y Banca. En la actualidad hay un bar y billares con el mismo nombre. La pantalla era muy novedosa; no era blanca, sino más bien perlada, lo cual llamaba la atención. También era llamativa la ubicación de la sala frente al ex hotel Savoy", enfatizó.
Murió hace dos años
Fernández Presz falleció el 23 de octubre de 2011, a un mes y un día de cumplir 90 años. Lo sobreviven su esposa Dora y sus tres hijos: Lucho, Liliana y Bety. Pero para quienes fueron niños en los 50, 60 y 70, las salas que explotó y la calle fueron sus espacios de libertad. Allí no había adultos y la única ley era la del revólver del pistolero de turno, la espada del romano, las triquiñuelas del agente secreto, los alborotos de la changada, la linterna del acomodador o las peleas entre las filas de butacas. Gracias al cine se descubría otro mundo.
Fantasías de jóvenes
En los cines del "Sordo" Fernández predominaban las películas de habla hispana. Eran accesibles para todos y aún siendo prohibidas para menores de 18 años. Por las pantallas de sus salas pasaron todos los Tarzanes que hubo.
También "Marcelino, pan y vino" -se exhibía tres veces por trimestre-; "Vida, pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo", que era infaltable en Semana Santa; las comedias de Lolita Torres, Libertad Lamarque y Tito Lusiardo tampoco quedaban afuera de la programación.
Después se fueron sumando las películas de vaqueros, las de acción de origen mexicano y los musicales de la "nueva ola" argentina con Palito Ortega, Violeta Rivas, Elio Roca, Sandro y otros.